El bajo crecimiento en pollos de engorde es una señal de alerta que puede tener múltiples causas. Identificar a tiempo los factores que están afectando la ganancia de peso es fundamental para evitar pérdidas económicas y alcanzar los objetivos productivos. A continuación, te presentamos los principales aspectos que debes revisar cuando detectas que tus pollos no están engordando como deberían:
🔬 1. Calidad y cantidad del alimento:
Verifica la fórmula nutricional, la frescura del concentrado, el almacenamiento y si estás suministrando la cantidad adecuada según la edad y genética del lote.
💧 2. Agua de bebida:
Evalúa el flujo, presión, limpieza y potabilidad del agua. Un agua de baja calidad o en escasa disponibilidad reduce el consumo de alimento y ralentiza el crecimiento.
🌡️ 3. Condiciones ambientales del galpón:
Temperaturas fuera del rango óptimo (especialmente durante la primera semana), humedad excesiva o ventilación deficiente pueden generar estrés térmico, reducción en el consumo y enfermedades.
📏 4. Densidad y distribución de los pollos:
El hacinamiento o mala ubicación en el espacio disponible puede limitar el acceso al alimento y agua. Verifica la cantidad de pollos por metro cuadrado, especialmente en la cámara de cría.
🦠 5. Salud general del lote:
Presencia de diarreas, síntomas respiratorios, decaimiento o lesiones pueden indicar infecciones subclínicas o enfermedades que afectan la conversión alimenticia. Consulta con tu veterinario o técnico de confianza.
📈 6. Registro de pesos y consumo semanal:
Llevar un control técnico semanal es clave para detectar desviaciones en el crecimiento y tomar decisiones correctivas a tiempo.
✅ Conclusión:
Cuando un pollo no gana peso, no es solo “una racha mala”: es una alerta que merece atención técnica inmediata. Corregir los errores a tiempo mejora la eficiencia, reduce pérdidas y garantiza un lote exitoso.
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